Esta remodelación de habitación parte de una premisa clara: transformar un espacio olvidado en un refugio personal, funcional y lleno de intención. Más que una actualización estética, se trató de un ejercicio de reconfiguración emocional, donde el diseño responde a nuevas necesidades de descanso, concentración y confort.
Cada decisión —desde la orientación de la cama hasta el tipo de cortinas— fue guiada por el objetivo de crear un ambiente sereno, funcional y acogedor. Esta remodelación demuestra que con sensibilidad y visión, una habitación puede dejar de ser solo un espacio cerrado para convertirse en un lugar que abraza, que inspira, que se habita con gusto.